Ayer estuve visitando (por segunda vez) la exposición de Pixar en CaixaForum. Aunque ayer era el último día de la exposición en Madrid, seguirá en Zaragoza y Barcelona en los próximos meses. Si puedes ir, no lo dudes. Creo que es de obligada visita si alguna vez te ha gustado el cine de animación, tanto en su versión 3D actual como los dibujos animados tradicionales. Y como alguna vez has sido niño/a, seguro que alguna vez te ha gustado. Vamos, que es de obligada visita :)

No solo conseguirá emocionarte y hacerte sentir de nuevo como un niño/a, con alguna de las sorpresas que la exposición tiene preparadas. Creo que es una exposición imprescindible si te interesa mínimamente el proceso creativo, en general.

O las historias y su poder de transformación. De eso es de lo que voy a escribir ahora.

El viaje del héroe

No es nada nuevo el poder que tienen las historias para transmitir valores, generar emociones e inspirar cambios transcendentales, entre otras cosas.

Podemos caer en el error de que una buena historia no es más que un buen entretenimiento. En realidad, creo que pocas historias realmente son solo eso. Incluso aquellas que aspiran a ser mero entretenimiento (de esas que dicen que tienen pocas pretensiones) comparten una estructura que les hace aportarnos algo más que eso.

Esto merece una explicación, aunque procuraré no extenderme.

Todo proceso creativo tiene una cierta estructura sin la cual no sería reconocido como tal. Si no hay unas reglas a las que atenerse, no existe la creatividad. Esa estructura está presente en toda creación, aunque de forma invisible. Como ejemplo, la música: la mayoría son compases de 4 tiempos, y casi todas las canciones tienen una estructura similar, una duración similar…

Con las historias pasa lo mismo. Cuántas veces habremos dicho, u oído, eso de que últimamente todas las películas son iguales. Pues bien, no es de ahora. Hay ciertos elementos que hacen que una historia sea considerada buena, y son utilizados desde que existen las historias. No voy a extenderme en ellos porque hay mucha información muy accesible. Valga una imagen para describir el proceso que pasan la mayoría de historias:

[AVISO: Es posible que después de conocer esto, comiences a ver las historias de otra forma]

viaje-heroe-pixar

La imagen anterior describe lo que se conoce como el viaje del héroe. Es una estructura clásica de historias, pero hay más. Si ahora te paras un momento a pensar sobre las historias de aventuras en general y las de Pixar en particular, verás que la mayoría siguen esa estructura.

¿Por qué son tan poderosas las historias?

Las historias nos revelan un mensaje en forma de metáfora. Lo curioso de estas metáforas, es que cada persona las interpreta de una forma diferente.

Nuestra mente trabaja por imágenes, subconscientemente estamos recibiendo esos mensajes que serán diferentes según el momento de nuestra vida en el que estemos. Cuando tenemos una preocupación, o un objetivo, nuestra mente está trabajando constantemente en ello incluso en segundo plano (de forma inconsciente). Por eso, cada cosa que vemos, leemos o escuchamos acabamos interpretándolo bajo el prisma de ese tema que ocupa nuestra mente.

Cada vez que una historia llega a nosotros, la veremos desde una perspectiva diferente, encontrando un significado oculto que antes no habíamos percibido.

A través de ese viaje del héroe que recorre el protagonista de la historia (o algún otro personaje con el que nos identifiquemos), vemos reflejada nuestra situación y encontramos algo que nos aporta, si bien quizá no la solución, al menos una opción que antes no habíamos considerado… o, tal vez, que nos percatemos de que en nuestro interior ya teníamos ese recurso que necesitábamos para resolverlo.

A veces esto no sucede de forma consciente, pero más a menudo es nuestro inconsciente el que absorbe esa información. Siendo así, es posible que ese nuevo recurso aparezca en algún otro momento, tras haber sido procesado y de alguna forma traducido por nuestro subconsciente.

¿Cuándo llega tu viaje?

La mayoría de personajes de Pixar que viven una transformación comienzan en un estado de frustración. Llevan una vida que no es la que quieren, y a menudo no están siendo fieles a sí mismos.

No solo los protagonistas se encuentran así, antes de sus aventuras. Los personajes secundarios también tienen su propia transformación. Me viene ahora mismo a la cabeza el ejemplo del personaje de Ego, de la película Ratatouille. Si no sabes de qué hablo, ¿a qué esperas para verla? ;)

La transformación es posible gracias a ese viaje del héroe que los protagonistas emprenden. Y ese viaje siempre lo emprenden alcanzados por la llamada a la aventura. Esa llamada puede consistir en haberse separado por accidente de su familia, haber perdido a un ser querido, haber sido alcanzados por un suceso terrible, etc.

La vida continuamente nos da esas llamadas, y solemos resistirnos a la mayoría. Sin embargo, en algún momento debemos cruzar ese umbral y comenzar el camino. En las historias ese salto es posible casi siempre gracias al encuentro con el mentor.

Mentores tenemos por todas partes, aunque no seamos conscientes. A veces lo encontramos dentro de nosotros tras leer un libro, o un artículo que despierta algo dentro de nosotros.

Hace unos días un amigo me contaba su reciente ruptura con su pareja. Y pensándolo ahora me doy cuenta de que el problema es que cada uno estaba en una etapa diferente de ese viaje del héroe. Mientras que él acababa de cruzar el umbral y estaba ya comprometido con el cambio, su pareja (ex-pareja, ahora), se había quedado en el rechazo de la llamada y había dado marcha atrás.

Y es que cuando comienzas tu propio camino del héroe, hay muchas cosas que tienes que dejar atrás.

Y eso no es malo.

Eso es la vida.

Tú decides si quieres ser fiel a ti mismo/a y recorrer tu propio y necesario camino, o rechazar la llamada continuamente.

Si optas por lo segundo, puede que algún día esa llamada deje de aparecer. Y, tal vez, como en La muerte de Ivan Ilich, llegue el día que estés en tu lecho de muerte y te preguntes: ¿Y si toda mi vida ha sido un error?

Espero que no, porque no se me ocurre un final más horrible.

No sabía que no podía

Viendo uno de los cortos antiguos de Pixar, me encontré con una escena muy típica en los dibujos animados: un momento en el que uno de los personajes está flotando en el aire… habitualmente corriendo sin darse cuenta de que ha sobrepasado un acantilado y ya no tiene suelo bajo sus pies.

El corto que menciono es éste:

 

 

 

 

La situación, pese a ser tan (aparentemente) imposible se produce porque el personaje no sabe que lo que está haciendo es imposible. Y si realmente miramos a muchos de los grandes avances y proezas de la humanidad, el caso es muy similar: creían que lo que estaban haciendo era posible, o directamente no sabían que lo que iban a hacer era imposible.

Los dibujos animados buscan la parte cómica jugando con algo que, desde el punto de vista de las leyes físicas conocidas, es imposible (flotar en el aire). Pero, ¿cuántas veces esa imposibilidad está únicamente en nuestras mentes? Tal vez no solo en nuestra mente individual, sino también en la mente colectiva, en la cultura que nos rodea. Lo que viene a ser un paradigma, vamos.

Y es que un paradigma no es más que una creencia, algo que damos por cierto debido a experiencias pasadas, pero que no necesariamente es objetivamente cierto.

No es fácil romper paradigmas. Ni los que nos rodean, ni los que llevamos dentro. Pero pocas cosas grandes se han hecho sin romper algún que otro paradigma.

Y, en el fondo, tal vez no sea tan difícil. Todo comienza por preguntarse: ¿y si…?

… Y dejar a la mente que busque alternativas.

Es posible que te caigas (como el payaso del monociclo, en el corto), que te hagas daño, que te señalen. Pero estarás en un punto mucho más avanzado que todos aquellos que ni siquiera se hicieron esa pregunta, que ni siquiera se atrevieron. Porque casi siempre a través del error es como avanzamos, como aprendemos.

Y tal vez rompamos algún paradigma, propio o ajeno.

Lo importante es aprender y disfrutar por el camino, ¿no crees?