Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.
–Maestro Yoda, en El Imperio Contraataca
Tienes un sueño. Y sabes que eres el único responsable de cumplirlo. Tienes claro tu objetivo, incluso has hecho planes. Pero ¡ay!, que ahora es el momento de arrancar. Ahora hay que hacer eso que tanto miedo da: pasar a la acción. Ha llegado el momento de comprometerte con tu sueño, de comprometerte contigo mismo/a. Porque sin compromiso, es muy difícil conseguir nada.
¿Qué es el compromiso?
El compromiso es levantarte por las mañanas con una ilusión; pero también es levantarte con esa misma ilusión cada vez que te caes. Es tener una dirección clara, sabiendo que, aunque falles, caminas siempre en esa misma dirección. Es dedicarle tiempo a lo que de verdad quieres. Dedicarle tiempo, el que sea necesario, y dejar atrás las excusas. Es pasar a la acción, incluso cuando asusta. Es arriesgar, elegir, descartar. Es perder lo que no quieres y ganar lo que anhelas. Es conocerte, saber lo que necesitas y lo que es prescindible; distinguir lo esencial de lo accesorio. Es seguir intentándolo aunque no siempre salgan las cosas como quieres. Es no conformarse, mejorar, aprender.
El compromiso es ser libre. La libertad solo existe cuando hay varias opciones y puedes elegir entre ellas. El compromiso es hacer esa elección y mantenerla. Pero ser libre es también desechar tu elección. En cualquier caso, debes elegir. ¿Eliges no hacer nada, o eliges comprometerte? En cualquier caso, estás haciendo una elección. Ya ves, eres libre.
La técnica que te ayudará a comprometerte… o no
Hasta ahora he escrito sobre por qué deberías perseguir tus sueños. Y probablemente hayas hecho un bonito viaje onírico fantaseando sobre cómo sería realmente conseguirlo. Ahora toca aliñar un poco ese sueño con una buena dosis de realidad. Va a ser duro, pero te aseguro que, si superas esta prueba, tendrás un compromiso AUTÉNTICO con tu meta.
¿Una prueba? Espera, Diego, qué quieres decir… ¿si no la supero no alcanzaré mis metas?
Bueno… es posible. Pero en seguida comprobarás que tiene algo muy positivo: si realmente tu sueño no supera esta prueba, sabrás que no era para ti, y a otra cosa mariposa. Podrás dejar de perder el tiempo desde este momento, y dedicarlo a buscar una meta que sí que te ilusione lo suficiente como para comprometerte con ella. Recuerda que perseguir una meta significa dedicarle tiempo, y si no es algo con lo que vas a comprometerte de verdad, es mejor que dediques tu tiempo a otra cosa que te apetezca mas. Cualquier elección que hagas implica descartar otras opciones. No te desanimes todavía y sigue leyendo…
¿Juegas?
El ejercicio que voy a explicarte es una técnica de contraste. Vamos a hacer trabajar a tu cerebro…
Se trata de ayudar a que tu cerebro contraste la imagen mental positiva que tienes de tu meta conseguida, con los aspectos negativos de tu realidad actual. Pero antes de hacerlo, es crucial que contestes a esta pregunta:
¿Cuáles son tus expectativas respecto a tu meta? Las expectativas que tengas al respecto condicionarán las posibilidades de cumplirla. Unas expectativas altas de llegar a buen puerto te ayudarán a comprometerte con tus objetivos. Por el contrario, unas expectativas más bien bajas de cumplir tu meta son un indicador de un posible fracaso. Por si no tienes claro a qué me refiero con expectativas, se trata de la esperanza de conseguir o realizar algo, con una posibilidad razonable de que suceda. Las expectativas están basadas en tus experiencias pasadas. Si antes has conseguido algo similar, aunque fuera a menor escala, ¿por qué no ibas a conseguir lo que te has propuesto? Date cuenta de que si la meta es demasiado lejana o demasiado grande, esa expectativa solo es aplicable a los pequeños pasos que te lleven hacia ella. Si tu expectativa de cumplir el primer paso es alta, una vez que lo hayas hecho, ¿por qué no va a ser alta la expectativa para el siguiente paso? ¿y para el siguiente…? Sin embargo, es posible que si piensas en la meta final, sin los pasos que la preceden, la expectativa quede por los suelos.
Por lo tanto, si tu expectativa para conseguir tu meta es más bien baja, quizá necesites redefinir tu foco. O buscar otra meta.
Vale, ahora espero que sepas cómo son tus expectativas. Espero que sean altas, de verdad. Pero aunque no lo sean, sigue leyendo, ya que volveremos a esta pregunta más adelante…
La técnica del contraste mental
Lo que voy a explicar ahora es una técnica algo dura. No por que sea difícil, ya que es bien sencilla, sino porque va a obligarte a pasar de un estado mental positivo (tus sueños) a uno negativo (la realidad), y hacer que convivan a la vez. Pero eso a tu mente no le gusta demasiado, ¿quieres saber por qué? La causa es que nuestra mente no soporta tener inconsistencias, vacíos, paradojas. Se siente incómoda con pensamientos y acciones que son incompatibles entre ellos. Es lo que en psicología se conoce como disonancia cognitiva. Lo normal, entonces, es que evite juntar esos dos estados mentales. Es duro pasar de esa fantasía a considerar los aspectos más duros de la realidad; tener que moverse de esa felicidad a pensamientos más deprimentes no mola, y hacerlo al revés es también complicado. Además podemos, de repente, darnos cuenta de todo el trabajo que hay por delante; o incluso afrontar que nuestra meta es inalcanzable.
Pero bien hecha, esta técnica te ayudará a decidir. Las personas solemos evitar tomar decisiones y a menudo nos quedamos en ese mundo de fantasía en el que todo es perfecto y no se puede fallar, donde nada es real. En la teoría todo funciona, en nuestra cabeza todo es perfecto. Pero no es hasta que nos calzamos y comenzamos a andar que notamos las piedrecillas del camino, la lluvia en la cara, los charcos… así que más vale que sepamos que merecerá la pena.
Hacer este ejercicio te hará preguntarte si realmente ese sueño es algo que quieres cumplir con toda tu alma. Si no es así, es el momento de abandonarlo y buscar otra cosa que te llene, que seguro que la hay. No te sientas mal por ello, alégrate por todo el tiempo y esfuerzo que has ahorrado.
Pero si por el contrario lo crees posible, te ayudará a comprometerte con todo tu corazón, llenándote de energía y manteniéndote completamente enfocado/a.
Comencemos
Los pasos del ejercicio son muy sencillos, en parte ya lo he explicado antes. Te recomiendo que lo repitas a menudo, y que lo hagas con cada hito intermedio de los que has puesto para llegar a tu meta final. Es muy importante que sigas todos los pasos, y no te quedes solo en la fantasía. Ya que está demostrado que únicamente fantasear con nuestra meta cumplida es contraproducente para alcanzarla.
1. Primero, sueña. Crea una imagen mental positiva de tu sueño. Una visión detallada de tu meta alcanzada. Fíjate en los colores, las formas, los sonidos, qué te dices, con quién estás, cómo vistes, cómo es tu postura, qué haces, cómo lo haces… Tómate tu tiempo.
2. Después, vuelve a la realidad. Hazlo de forma muy negra: piensa en todos los aspectos negativos de tu situación actual. Sobre todo, en todo lo malo que hay actualmente en tu vida que se resolvería alcanzando tu meta. Pero no pienses en tu meta, solo en los aspectos negativos de la vida que tienes ahora. Tómate de nuevo tu tiempo.
3. Por último, contrasta. Primero imagina, como al principio, una visión positiva de tu sueño. Justo después, piensa en los aspectos negativos de tu situación actual. Y ahora, ponlas juntas y compara esas dos visiones.
¿Cuál es la finalidad de esa comparación? Cuando contrastamos nuestras fantasías de un futuro que deseamos con reflejos de nuestra realidad actual, ese vacío que se forma por el contraste nos obliga a actuar, surge la necesidad de ponernos en marcha. De mover el culo, vaya.
Una vez que hayas hecho el ejercicio, vuelve a preguntarte: ¿Cuáles son, ahora, tus expectativas respecto a tu meta?
Me gustaría saber tus resultados cuando lo hagas. ¿Por qué no me escribes un tuit y me lo cuentas?
Más Información: Self-regulation of goal setting: turning free fantasies about the future into binding goals.