Este domingo ha sido un día muy esperado por mucha gente. Concretamente, por casi todos aquellos que habían comprado algún décimo de lotería. Hay quien compra lotería sin verdadera ilusión, a veces «por cumplir» o «por si acaso les toca a los demás y yo no he comprado» y otras excusas parecidas que, aunque tú mismo/a seas de los que lo hacen, me reconocerás que no es más que miedo a quedar mal, al ridículo, a ser juzgado, etc. Pero no es de eso de lo que quiero hablar, aunque me parece un tema muy interesante.

Lo único que pretendo con esta entrada, sin extenderme mucho, es animar a todos aquellos que, aunque no han recibido ningún premio, compraron lotería con una ilusión: la de poder cumplir sus sueños si les toca.

La campaña de Loterías de este año ha tenido un mensaje muy llamativo: pon tus sueños a jugar. Personalmente me ha parecido un mensaje terrible. Me explico: desde mi punto de vista, parece que promueve el hecho de que te juegues el poder realizar tus sueños a una única baza. A una baza que depende única y exclusivamente del azar. Creo que es un mensaje que promueve la insatisfacción permanente y la indefensión aprendida, pero sobre todo, sobre todo, el descargo de responsabilidad sobre tu propia vida y tu propio futuro. Tener la excusa de como no me ha tocado, tengo que seguir viviendo mi vida de esta forma que no me gusta.

Quizá parezca que me estoy poniendo un poco dramático con algo tan, en apariencia, inocente. Pero te pido que lo pienses por un momento: ¿cuántas veces has condicionado el realizar un sueño o un deseo, a una causa externa? Si no tú, ¿a cuánta gente conoces que lo haya hecho? Creo que es algo que casi todos hacemos (yo incluido, por supuesto; aunque afortunadamente cada vez menos). No es algo que hagamos únicamente cuando jugamos a la lotería (quien juegue). Es algo que hacemos cada vez que pensamos «cuando haga/tenga tal cosa podré estar satisfecho/ser feliz» o algo similar; «pero, hasta entonces, no podré«. Ejemplos hay a montones, desde cosas muy básicas hasta cosas realmente difíciles: cuando pierda 3 kilos, cuando Fulanito me haga caso, cuando me cambien de departamento, cuando pague la hipoteca, cuando me toque la lotería… Precisamente en las noticias de ayer, aparecía un hombre que literalmente decía

A partir de ahora, a vivir la vida y a disfrutar.

Como si no pudiera hacerlo sin que le toque la lotería. Un premio, por cierto, bastante pequeño para realmente vivir la vida; o al menos la concepción que solemos tener de ese vivir la vida. No digo que venga mal un pellizco de dinero inesperado, claro que no. Lo que quizá ese señor no sepa es que cerca del 80% de los ganadores de un premio de lotería se arruinan antes de 8 años (5 en el caso de EEUU). Arruinarse significa estar peor de lo que estaban al principio, no solo gastarse el premio. Y es que la mayoría de los ganadores no están psicológicamente preparados para ser millonarios de un día para otro. Por cierto, en el caso de que te toque un premio en especie puede ser aún peor, como relata la película Concursante (Rodrigo Cortés, 2007). Algo exagerada, es cierto, pero interesante.

Por cierto, otra cosa que me da mucha pena es la expresión tapar agujeros, que tanto se oye en estas situaciones. ¿No sería mejor directamente no cavar esos agujeros desde el principio? 

En las noticias de ayer apareció un comentario aún peor que ese de a partir de ahora, a vivir la vida y a disfrutar. Se trata de un hombre que, pese a estar contento por el premio, decía

Lo que de verdad me duele, es lo que se lleva Hacienda.

Cuando por fin tienes el golpe de suerte que esperabas, ¡ni siquiera estás del todo satisfecho! Sinceramente, me pareció el colmo de la estupidez. Si realmente alguien no está de acuerdo con el funcionamiento del juego, la solución es sencilla: que no juegue. En el momento en el que juega, acepta las reglas. En realidad es un claro ejemplo de la insatisfacción permanente que comentaba antes.

Para mí, la solución a todo esto es…

Crea tu juego

Deja de esperar a que factores externos condicionen lo que quieres hacer con tu vida. Deja de pensar en ojalá pasara esto y, simplemente, piensa qué debes hacer tú para que pase. Y digo debes en vez de puedes porque, según lo veo yo, es tu deber vivir la vida que quieres. A veces parece imposible, pero si realmente empiezas a dividir eso tan grande que tienes en mente en cosas más pequeñas, te darás cuenta de que siempre hay un primer paso que te lleva a cada una de ellas. Y cualquier pensamiento del tipo es que… que tengas en tu mente ahora mismo, no es más que miedo. O, quizá, que realmente no quieres eso que anhelas tanto como pensabas.

Normalmente, ante una persona de éxito, nos fijamos en lo que tiene y hace en ese mismo momento. Pero muchas veces no nos damos cuenta de todo lo que ha hecho y durante cuánto tiempo lo ha hecho, para estar ahí. Es muy fácil pensar en cumplir tus sueños de un día para otro, sin hacer nada para ello. Pero es mucho más satisfactorio haberse labrado ese sueño. Es posible que no llegues a conseguirlo; pero te aseguro que si vas a por ello, cada día, por poco que avances, habrá merecido la pena. No hay nada más gratificante que cada pequeño paso que das en la dirección adecuada; y no hay mejor forma de levantarse animado por las mañanas que tener una dirección clara.

Como decía Leonardo Da Vinci,

De la misma forma que un día bien aprovechado conduce a un dulce sueño, una vida bien aprovechada conduce a una dulce muerte.

No te quedes esperando a que factores externos determinen el que puedas o no ir en busca de tus sueños. Ya sea dinero, personas, situaciones, o cualquier cosa sobre la que estés condicionando tus objetivos. Aprovecha tu vida.

¿Estás de acuerdo con este artículo? Si es así, y estás pensando algo como es verdad, debería hacerlo… ¡hazlo! No dejes que se quede en el tintero. Si has tenido tiempo para leer esto, tienes tiempo para coger papel y lápiz y empezar a actuar:

  1. Comienza por poner tus sueños, lo que de verdad quieres conseguir, en un papel.
  2. Elige cual de ellos, si son varios, vas a llevar a cabo.
  3. Piensa y escribe en el paso inmediatamente anterior a tu objetivo: qué tiene que pasar, qué tienes que hacer, para alcanzar tu objetivo. Y en el paso inmediatamente anterior a ese paso: qué tienes que hacer para alcanzarlo. Y en el paso anterior, y el anterior…
  4. Hasta que llegues al primer paso. ¿Qué paso puedes dar hoy mismo, o mañana por la mañana, para empezar? Probablemente sea algo muy básico: hacer una llamada, consultar en internet…
  5. Da el primer paso, no esperes más. Abandona la teoría y pasa a la práctica. Una vez que te pones en marcha, tu mente se prepara para la acción.

Ánimo, paciencia, y al lío. Ya. Ahora. Vamos. Mueve el culo. ¿Qué haces aún leyendo? ¡Vamos!

Esta entrada corresponde a una serie de artículos bajo la etiqueta #2014lideratuvida. Si te ha gustado, puedes leer el resto de la serie aquí: Lidera tu vida.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.