Piensa que puedes, y estarás ya a medio camino.
–Theodore Roosevelt

Ya lo he comentado en otra ocasión: la cita que de la foto que encabeza esta serie de entradas mola un montón, pero en el fondo no es más que unas palabras bonitas que nos dicen lo que queremos oir. Si puedes soñarlo, puedes hacerlo, blablabla. Es verdad que la voluntad puede mover montañas (hablando incluso literalmente, si lo piensas); sobre todo cuando existe un compromiso auténtico. Cuando escribí sobre el compromiso necesario para hacer realidad tus sueños, comentaba un ejercicio muy potente que nos ayuda a enfocarnos y destinar toda nuestra energía a ese propósito. En ese ejercicio me servía de una técnica que cada vez está teniendo más aceptación, gracias al poder que se le confiere: las visualizaciones.

De lo que quiero hablar ahora es de ese poder y los peligros que entraña. Posiblemente conozcas algún libro que habla de ello, ya que han sido betsellers. El más conocido, El Secreto, es quizá el más simple de todos y el más parco en explicaciones. Únicamente habla del poder de las visualizaciones, pero no de cómo realmente debemos hacerlas. Quizá por eso haya dejado la puerta abierta a una cantidad inmensa de libros que siguen su estela. Lo que debes saber es que hay varios tipos de visualizaciones, y no todas son tan buenas como parece si lo que queremos es hacer realidad nuestros sueños.

Personalmente creo en algo más allá de lo tangible, en energía invisible que nos conecta a todos, y a todo. Hablar de esto no es el propósito de este artículo, sino que voy a algo mucho más mundano: las pruebas psicológicas que demuestran cual es el tipo de visualizaciones que nos ayudan a alcanzar nuestras metas, y cuales nos alejan de ellas. Pero si el tema místico te interesa (y sobre todo si eres una persona interesada en la ciencia, como yo), te recomiendo que veas sin falta la película Y tú qué sabes.

Imagina… pero imagina bien

 

El principal error: fantasías positivas acerca de nuestra meta cumplida

Las más comunes. Las más peligrosas. Las razones principales por las que debes evitarlas como la peste son:

Cuando visualizas tu meta cumplida, tiendes a hacerlo con todo lujo de detalles. Eso hace que traigas al aquí y al ahora las sensaciones de haberlo cumplido. Si lo haces, llegarás a sentirte igual de bien que si realmente estuvieras en esa situación, con ese sueño materializado como por arte de magia. ¿Cuál es el problema de esto? Que como ya has obtenido tu premio, la motivación para emprender el duro y largo camino hacia él languidece. ¿Para qué vas a molestarte, si ya has experimentado la sensación de tenerlo? Créeme, he convivido muchos años con esto.
Cuando visualizas únicamente el resultado, tiendes a pensar que conseguirlo es más fácil de lo que realmente es. Por lo tanto, ante cualquier imprevisto u obstáculo que te encuentres, tu motivación disminuirá, porque no es el camino de rosas que esperabas.
Soñar con nuestra meta no solo no es eficaz, sino que puede llegar a reducir nuestro desempeño. Y el problema ante esto es que seguimos cayendo una y otra vez, pese a la experiencia acumulada tras años y años de abandonos y sueños frustrados. Fallamos al no prever o al menos ser conscientes de la cantidad de cosas que pueden ir mal en un determinado plan.

Está demostrado en numerosos estudios la relación entre este tipo de visualizaciones con altos porcentajes de fracaso. Así que en lugar de fantasear con tu meta cumplida…

La solución: visualiza el proceso y no el resultado

La solución a este error tan frecuente es simple: en vez de visualizar y fantasear con tu sueño cumplido, enfócate en visualizar el proceso que seguirás para alcanzarlo. Por poner un ejemplo, no te visualices habiendo aprobado ese examen tan importante: visualízate en cambio estudiando, leyendo, adquiriendo las habilidades que necesitas y estando relajado/a durante el examen.

Centrarte en el proceso ayudará a tu mente a enfocarse en los pasos necesarios para alcanzar tu meta, y será más efectiva descubriendo los posibles obstáculos y cómo superarlos.

Además, está demostrado que centrarse en el proceso ayuda a las personas que lo hacen a reducir si ansiedad. Sobre todo en los momentos en los que se encuentren con esos obstáculos.

Mi recomendación, basándome en mi experiencia, es la siguiente: procura visualizar más detalladamente los pasos que vas a dar justo a continuación, y más vagamente los pasos que están más alejados. No cometas el error de visualizar los pasos del final, o de la mitad del camino, y olvidarte de los pasos que vas a dar justo ahora.

¿Y qué hay de las fantasías negativas?

Al contrario de lo que pudiera parecer, tener fantasías negativas al respecto de nuestra meta final, puede ser beneficioso. Al igual que centrándonos en el proceso, imaginar todo lo peor que nos puede pasar y las catástrofes que sufriremos puede ayudarnos a localizar los posibles obstáculos que encontraremos.

Aunque hay una relación directa en diversos estudios entre este tipo de fantasías negativas sobre una meta y el alcanzar esa meta, es mejor tener cuidado con este tipo de visualizaciones. Nos pueden ser útiles ante situaciones o metas en las que ya estemos implicados, pero no en las que decidimos implicarnos desde el principio. Un ejemplo podría ser, nuevamente, un examen. Algo que sabemos que vamos a llevar a cabo, que imaginamos el peor escenario posible (suspender) y, por ello, nuestro rendimiento aumenta para evitarlo (y acabamos aprobando pese a haber aburrido a todos nuestros compañeros con que estábamos seguros de que suspenderíamos, ¿te suena?).

Sin embargo, ante sueños que nosotros decidamos llevar a cabo puede ser contraproducente, ya que nos puede bloquear a la hora de arrancar, de dar el primer paso.

Acerca de las expectativas

Hay una relación importante también entre las expectativas que se tienen respecto al cumplimiento de una meta determinada y su consecución.

Una expectativa difiere de una fantasía o visualización en que, mientras que la primera está construida sobre los cimientos de la experiencia, esta última es un castillo en el aire. Es decir, que la expectativas lo son porque en base a nuestra experiencia creemos, de forma razonable, que podemos conseguir lo que nos hemos propuesto.

Lo que las investigaciones han concluido es que las expectativas positivas sobre una meta nos ayudan a su consecución. Sin embargo, las expectativas negativas juegan en nuestra contra.

Puede ocurrir que nuestras expectativas sean negativas porque nos centramos en una meta demasiado lejana o complicada. Es lo que tienen los sueños, que a menudo nos transcienden. Sin embargo, he descubierto que si esas expectativas las referimos a los pequeños pasos que nos llevan hacia ese sueño, de repente todo cambia. Si dividimos nuestro gran sueño en metas más accesibles y nos enfocamos en visualizar ese proceso, las expectativas de alcanzar cada una de esas metas serán mucho más altas que si nos enfocamos únicamente en el resultado final. ¿Cómo te comerías un elefante? ¡A filetitos! Pero recuerda prestar atención a no tener demasiadas metas y a demasiado a corto plazo.

¡A imaginar!

¿Recuerdas la cita del principio de este artículo? Piensa que puedes, y estarás ya a medio camino. Pensar que puedes es tener altas expectativas. Y ahora sabes que combinarlas con las visualizaciones correctas (del proceso y no del resultado) te llevarán a tu meta. ¿Qué te frena ahora para hacerlo?

Parece que cada vez te van quedando menos excusas para no perseguir tus sueños, ¿no es así? Me gustaría que si aún te queda alguna, me la contaras en los comentarios, en un correo, o en un tuit. Así puedo saber qué problemas sigues teniendo para escribir sobre ello. ¿Hecho?
Más Información: From Thought to Action: Effects of Process-Versus Outcome-Based Mental Simulations on Performance.

2 comentarios en «Cómo visualizar correctamente tus objetivos y el peligro de hacerlo mal [#2014lideratuvida]»

  1. Hola,Diego,
    me encanta tu blog,ojalá lo hubiera descubierto antes.
    Mi sueño es pequeño,que no por ello poco importante,pero tanto los pasos como la meta final creo que son sencillas, a pesar de las trabas que sé que me voy a encontrar,eso lo tengo claro,lo que sí me gustaría son consejos sobre cómo lanzarte a la piscina en los tiempos que corren,que creo que es lo que detiene a más de uno,mucha gente no se atreverá a dar los pasos pertinentes debido a la situación actual que estamos viviendo todos,que puede que lo de la crisis no sea más que una excusa, pero está ahí y hace sombra y asusta.
    Gracias por los artículos que compartes,me están ayudando mucho.

    • Hola Danna,

      Efectivamente, me temo que la crisis no es más que una excusa… al final todo depende de en qué estás poniendo tu atención. Donde unos ven crisis, otros ven oportunidades. ¿Conoces esa historia de dos vendedores de zapatos que fueron enviados a cierto lugar de África? Al ver que allí la gente iba descalza, uno reportó «Imposible hacer negocio, ¡aquí no utilizan calzado!»; el otro, sin embargo, envió el mensaje de «¡excelente oportunidad de negocio! ¡Todavía no tienen calzado!».

      De momento, si tan claro lo tienes y solo te para el miedo, ¿qué tal si te propones, a modo de juego, hacer lo que quieres pero de forma más sencilla? Haz una prueba, algo en lo que puedas tener un éxito fácilmente y no te asuste tanto. Si es una idea de negocio, por ejemplo, valídalo buscando a alguien que le pueda interesar y ofréceselo, como si realmente ya lo hicieras. El miedo, paradójicamente, se supera enfrentándolo. Pero es mejor que lo hagas poco a poco. Empieza por cosas pequeñas para ir ganando confianza y aprendiendo de él. Si lo haces de golpe, es posible que te salga mal y acabes ratificando ese miedo, creyendo que es real.

      Gracias por comentar, y gracias por compartir los artículos :) Me alegro de que te estén sirviendo de utilidad mis artículos. Precisamente sobre lanzarse a la piscina es sobre lo que estoy escribiendo en esta serie de artículos. Pero estoy empezando por el principio, así que sigue atenta que estoy seguro de que seguirás encontrando cosas útiles ;)

      Un abrazo

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