Un árbol puede tener muchas ramas. Pero es en su tronco donde está el grueso de su energía.

Un río puede tener muchos afluentes, pero es en su cauce principal donde se acumula el caudal.

Ambos tienen un fin muy claro: crecer hacia la luz en uno, fluir hasta el mar en otro. Y en ese fin, con sentido, es en el que ponen la mayor parte de su energía. Aunque una pequeña parte de esa energía se disperse, consiguen su objetivo. Y, a veces, esas bifurcaciones les llevan a donde realmente tenían que ir; o les aportan más energía.

Tener foco no es reducir tu vida a una sola cosa. Es centrar la mayor parte de tu energía en algo que de verdad te importe, algo con sentido.

Y permitirte fluir con ello.

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