Ya he hablado sobre cómo definir correctamente tus objetivos. Hacerlo correctamente es muy importante, y te ayudará en la consecución de estos. Pero hay algunos errores que pueden darse en el proceso, y que voy a tratar de forma muy breve en esta entrada. Porque definir mal tus objetivos puede ser aún peor que no definirlos.

 

Anibal SmithMe encanta que los planes salgan bien.

–Hannibal Smith, líder del Equipo A

 

 

 

 

Para que cumplas tu sueño y puedas lucir una sonrisa como la de Hannibal al final de cada capítulo del Equipo A, deberías tener en consideración los siguientes 3 matices al establecer tus objetivos, sobre todo en lo que se refiere a los hitos intermedios. Hannibal lo sabía. Seguro.

Error nº 1 –Objetivos demasiado específicos

Como vimos en el artículo anterior, los objetivos conviene que sea específicos, concretos. Pero el problema llega cuando las hitos intermedios, esas pequeñas metas que nos van acercando al gran objetivo, son demasiado específicos. Cuando se llega a ese extremo, es fácil acabar estancado en una meta concreta y perder de vista el objetivo general. Esas metas deberían estar al servicio de nuestro objetivo general, de ese sueño o fin último. Sin embargo, corremos el riesgo que nos domine y ponernos nosotros al servicio de esa meta intermedia. Eso es lo que le pasa a menudo a la gente en el mundo empresarial: acaban siendo esclavos de los objetivos de su empresa. Afortunadamente, tú tienes el control sobre tus propios objetivos, sobre tus sueños. No lo pierdas.

Concreta tus metas intermedias, pero no te pases. Nunca pierdas de vista tu objetivo final.

Error nº 2 –Demasiados objetivos

Cuando tenemos demasiados objetivos corremos el riesgo de dispersarnos, eso es evidente. Pero lo importante aquí es que cuando nuestro sueño o fin último tiene demasiados pasos intermedios, acostumbramos a seguir un comportamiento muy concreto: nos concentramos en las tareas más fáciles y sencillas. Si existen hitos que son más importantes, pero que son más difíciles, los dejaremos de lado en favor de los más fáciles. Evidentemente, haciendo esto nuestra meta final se resentirá.

Evita tener demasiados hitos intermedios, y asegúrate de que le das prioridad a las tareas más importantes, independientemente de su dificultad.

Error nº 3 –Objetivos demasiado cortos

Las metas que son demasiado fáciles de conseguir, o que se consiguen en un periodo de tiempo muy corto, pueden ser contraproducentes. Metas a corto plazo provocan pensamiento a corto plazo. Es decir, que conseguirás muy pronto lo que te habías propuesto (recuerda que hablamos de hitos intermedios) y tu motivación para continuar u obtener mejores resultados se esfumará. Un ejemplo: si un vendedor tiene un objetivo diario de ventas, es muy posible que si un día se da muy bien y alcanza rápido ese objetivo, deje de esforzarse desde ese momento. Ha cubierto su cuota.

Si tienes hitos a corto plazo, intenta motivarte para hacerlo mejor una vez alcanzados. Pero es posible que necesites volver a formular tus objetivos (recuerda, ¿cómo vas a medir tus resultados?).

Conclusión

Recuerda que no conviene que te conviertas en esclavo/a de tus propias metas, como ocurre en muchas organizaciones. Tú tienes el control, y si algo no está funcionando como quieres, puedes abandonarlo. Si ha dejado de ser relevante, puedes modificarlo. Puedes incluso tener un objetivo o dos de repuesto; vagamente definidos para echar mano en cualquier momento.

Te habrás dado cuenta que la palabra clave es demasiado. Todo tiene su dosis adecuada, y el límite en el que empieza a ser perjudicial. No hay ninguna duda de que definir correctamente tus objetivos e hitos intermedios mejorará tu rendimiento y las posibilidades de cumplirlos. Pero estos 3 errores acabarán minando tu motivación si acostumbras a caer en ellos. Espero que estas breves recomendaciones te ayuden a evitarlos, para que tus planes salgan bien. :)

 

Más Información: Goals Gone Wild: The Systematic Side Effects of Over-Prescribing Goal Setting (Ordonez et al., 2009)