«¿Y cuándo piensas realizar tu sueño?», le preguntó el maestro a su discípulo. «Cuando tenga la oportunidad de hacerlo», respondió éste. El maestro le contestó: «La oportunidad nunca llega. La oportunidad ya está aquí».

–Anthony de Mello

Creo que podría ahorrarme toda esta entrada solo con ese fragmento de Anthony de Mello. La oportunidad nunca llega. La oportunidad ya está aquí. Dos frases muy sencillas, cargadas de poder y significado. Resume en dos sentencias todo lo que decía ayer sobre dejar de esperar a que venga un golpe de suerte y empezar a tomar las riendas de tu vida. Y yo, mientras, venga a escribir, ¡como si no costara! :D.

Las opciones están ahí, pero debemos ser nosotros quienes decidamos aprovecharlas. Y para eso no queda más remedio que tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros sobre qué hacemos con nuestra vida. Nuestras acciones de hoy configuran nuestro futuro: la persona que serás dentro de tres o cuatro años depende de las acciones que emprendas a partir de hoy. Pero si esperas a que el cambio venga de fuera, a que te llegue ese golpe de suerte, seguirás en el mismo punto.

Ayer me fui a la cama con la idea de escribir esta entrada sobre la responsabilidad personal, para reforzar la que ya había escrito. Pues bien, justo antes de dormir me puse a leer ¡Buen Camino!, el libro de Josepe García, para relajarme un poco y olvidarme de lo que había estado haciendo durante el día (controlando mi motivación). Pero el Camino tenía otra cosa preparada para mí. Y era precisamente ayudarme con este artículo… En las páginas que leí, Marco, el protagonista, recibe un papel con una frase que ha escrito Fabi, un peregrino italiano que le acompaña:

 

La vida que vives es fruto de las decisiones que has tomado. Tú mandas en tu vida. ¿Qué decides hoy?

– Bueno, sí, pero no –fue lo primero que le salió, de manera automática–. Hay veces que las circunstancias mandan, ¿no?

Su impulsividad acababa de abrir su particular caja de Pandora.

–Ahí está el problema, Marco, que no reconocemos nuestra responsabilidad… Al final, el que decide y quiere es uno, y te pongo un ejemplo. Cuando vas a trabajar, ¿vas porque quieres  o porque tienes que ir?

–¡Menuda pregunta! Hombre, a veces… _y se dio cuenta de que, en los últimos tiempos, mucho más– porque tengo que ir. Si pudiera, no iría.

–Así que te levantas aunque no quieres. Claro, no te queda más remedio. –Marco estaba intrigado en cuanto a dónde acabarían la conversación, pero sabía que lo dejaría fuera de juego, para variar. Y si no, al tiempo. A veces sentía que una fuerza misteriosa lo había puesto allí para servir de conejillo de indias a todo tipo de ideas peregrinas–. ¿Estás seguro de que no te queda más remedio? O sea, ¿que hay un carabinieri o un guardia civil apuntándote con una escopeta para levantarte?

–Bueno, no hemos llegado a tanto, ja, ja.

–Entonces, ¿por qué te levantas? ¿Qué pasaría si no te levantaras? –Fabi, implacablemente, iba cercándolo.

–Pues porque si no desatendería el negocio, a los clientes, mis obligaciones… –Marco estaba a la defensiva.

–¿Y?

–Pues que si siguiera así no ganaría dinero, no podría pagar las cosas, las deudas, hipoteca, mis gastos…

–O sea, que para evitar esto, aunque podrías quedarte en la cama, decides levantarte. –Fabi gesticulaba con las manos de un modo muy expresivo, posiblemente debido a su origen.

–Sí, así es.

–Conclusión: te levantas porque quieres; porque te compensa. Has puesto en la balanza las opciones y has elegido la que consideras que más te conviene. –Y se quedó mirándolo con sus profundos ojos claros, mientras Marco se daba cuenta de que otra vez había quedado en evidencia, y además en un juego en el que él se consideraba un maestro: el de la lógica.

[…]

Marco se daba cuenta de la tremenda magnitud que significaba asumir eso de que nosotros decidimos finalmente ante cualquier circunstancia.

[…] Y las implicaciones de este asunto entraban en colisión directa con uno de los deportes nacionales que él practicaba con asiduidad; el arte de la queja.

«Vamos, que como me crea esto, se me acabó el protestar…»

[…] lo molestaba simple y llanamente porque quejarse era lo fácil, lo cómodo.

–Se llama victimismo –prosiguió Fabi, imperturbable–. Cuando uno asume esto, deja de ser una víctima de la vida. Claro, tiene una parte muy incómoda; ya no puedes culpar a nada ni a nadie de lo que te pasa, pues tú puedes decidir cambiarlo. Y esta realidad pesa como un fardo al principio. Pero, por otra parte, te abres a la vida y, por fin, a la libertad. Porque es ahora realmente cuando te conviertes en soberano de ti mismo para vivirla como de verdad deseas.

 

Si dedicáramos a actuar o pensar en soluciones la mitad del tiempo que dedicamos a quejarnos, qué diferente sería nuestra vida, ¿verdad? Es un cambio de mentalidad necesario para alcanzar la vida que queremos. Aceptar nuestra responsabilidad para con la vida que queremos es imprescindible. ¿Estás dispuesto/a a ello? Si lo haces, desde esa nueva óptica vas a ver un nuevo mundo de posibilidades. Y lo mejor es que todas están a tu alcance; porque tú eres quien decide. Eso sí, que estén a tu alcance no significa que vaya a ser fácil, ni cómodo. Pero sí será muy gratificante y emocionante, te lo aseguro. La verdadera felicidad se esconde detrás de esas decisiones. En cualquier caso, ¿no te ha pasado nunca que las cosas que parecían tan difíciles en un principio, cuando te pones a ello al final no lo eran tanto?

No es porque las cosas son difíciles por lo que no nos atrevemos, es porque no nos atrevemos por lo que las cosas son difíciles.
–Séneca

¿Estás haciendo las cosas más difíciles de lo que son? Empieza a ser responsable de tu propia vida. Toma las riendas y atrévete. Dime, ¿qué vas a hacer antes de que termine esta semana para empezar a cumplir tus sueños? Si te parece difícil, hazle caso a Séneca y atrévete, prueba. Pero recuerda: Empieza por un primer paso. Solo un primer paso. Eso es fácil, ¿no?

Esta entrada corresponde a una serie de artículos bajo la etiqueta #2014lideratuvida. Si te ha gustado, puedes leer el resto de la serie aquí: Lidera tu vida.

 

Bibliografía recomendada mencionada en esta entrada

¡Buen Camino!, de Josepe García

2 comentarios en «El requisito imprescindible para cumplir tus sueños [#2014lideratuvida]»

  1. Me ha encantado Diego, muy bueno!! Me quedo con muchas cositas, lo recomendaré. Un fuerte abrazo!!

  2. Gracias, Gon. Me alegro de que te aporte algo. Un abrazo!

Los comentarios están cerrados.