Cada comportamiento en la naturaleza tiene un lugar dentro del sistema en el que se encuentra.

Los árboles del trópico dejan caer sus hojas antes de la temporada seca para no desperdiciar el agua que se evaporaría a través de ellas si las conservaran. Esas hojas, a su vez, nutren al suelo y las bacterias que viven en él. Que, a su vez, nutren al árbol.

Todo funciona en sistemas en los que, incluso, los parásitos, tienen su lugar. No solo se benefician ellos de su relación no simbiótica, el beneficio es para todo el sistema. Aunque al parasitado no le haga mucha gracia.

Las personas funcionamos igual. Por ejemplo: una persona victimista encuentra su lugar alimentando con su comportamiento a otros que necesitan ser salvadores. Todo comportamiento encuentra un lugar en el sistema, y pocas veces se sale de él. Puede parecer un parásito, pero a menudo es una relación simbiótica… De alguna forma.

Lo importante es si tú estás a gusto con esa relación. Si no es así, párate a pensar en qué necesidad estás alimentando al mantenerla. Y, si no te compensa… Bueno, ya sabes.

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