En un mundo cada vez más visual, y con una cantidad de información y estímulos que aumentan exponencialmente cada semana, crear un producto o servicio increíble no es suficiente. Tampoco tener un gran talento o ser una persona maravillosa. Si no lo comunicas bien, lo vas a disfrutar tú solo.

Puedes tener un producto bestial, con el que te vas a comer el mundo. Pero si descuidas cómo lo presentas, lo que te vas a comer son los mocos.

La comunicación es imprescindible para sacar un proyecto adelante. Como decía Rockefeller, «si tuviera $100 para crear un producto, gastaría $1 en el producto y $99 en darlo a conocer.»

La mala noticia es que todo lo que haces comunica. En cada momento está comunicando algo que te aporta valor, o que te lo resta. Desde la ilustración de la portada de un libro que has escrito, a la redacción de los textos de la página web en la que vendes tus servicios, pasando por el tono con el que coges una llamada de un cliente o tu postura cuando te presentas a alguien que te atrae.

Según Javier Martínez, de Loogic.com, «ponemos lo mejor de nosotros en crear nuestro producto, y luego somos unos chapuceros al darlo a conocer.»

La calidad que se percibe a través de la comunicación no solo afecta al atractivo de un producto, de un servicio, de una persona. También influye en la confianza que genera. Por ejemplo, los usuarios de una aplicación móvil que gestiona sus datos personales –incluso datos bancarios– van a ser mucho más reacios a utilizarla si los textos de la aplicación están mal redactados, o si el diseño de la interfaz es diferente a lo que están acostumbrados a utilizar –iPhone vs Android–, etc. Todo eso comunica; y comunica confianza, atractivo, ganas de compartir… O cerrar la aplicación y desinstalarla.

Si consideramos el ejemplo que titula esta entrada, en general, decidimos la compra de un libro en base a varios factores:

Una portada atractiva.

Un título llamativo.

Un autor reconocido.

Buenas reseñas o recomendaciones.

Yo diría que en ese orden. Y como verás, en ningún momento podemos valorar la calidad de lo escrito. La presuponemos, y nos generamos una expectativa de ella, en función de esos factores. Y todos ellos son promocionales.

Así que da lo mejor de ti en la promoción de lo que haces. Da lo mejor que tienes, no tengas miedo de quedarte sin nada. En una película, las mejores escenas se dan en el trailer. Gratis. En algunas ocasiones, la película aporta poco más, es cierto. Pero ha sabido atraer a su público. Simplemente, no vendas humo. Porque eso también comunica. Y entonces dejarás de tener buenas recomendaciones, y de ser un autor reconocido.

Pero parece que nos cuesta eso de publicitarnos. Como si fuéramos unos aprovechados, enchufados, o estafadores. ¿Acaso no creemos en lo que somos, en lo que hacemos, en lo que vendemos?

Y tú, ¿comunicas lo que haces, o crees que solo por hacer un buen trabajo mereces que vengan a ti los clientes, o los ascensos?

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