Ayer fui a la biblioteca. Y cuando iba a subir las escaleras hasta la sala de préstamos, una pequeña estantería llamó mi atención. Habían seleccionado una serie de libros en base a un tema común, algo que hacen habitualmente. Pero esta vez el tema atrajo suficiente para acercarme: emprendimiento y búsqueda de empleo.

La mayoría libros bastante manidos, y desfasados. pero uno muy ligero y sencillo destacaba sobre el resto. No esperaba gran cosa de él, pero me fascinan las hormigas y su título evocaba esa pequeña obsesión mía. Una hormiga en París, de Marc Vidal; con el subtítulo de La historia de uno de nuestros emprendedores más internacionales. Como de historias siempre se aprende, y esta era breve –102 páginas–, no lo dudé. A casa con él.

Me ha sorprendido gratamente. Quizá por las bajas expectativas –no le conocía. Quizá por la originalidad y brevedad con la que cuenta su historia. O quizá porque la historia en sí es ejemplar.

Marc cuenta cómo se fue a París con diecisiete años y cómo tuvo que buscarse la vida una vez allí, para comer y tener un techo. Pero no se enreda en los detalles. Va directo a lo que aporta valor de su historia: los principios que a lo largo de los años le han llevado al éxito que ha tenido como emprendedor.

La mayoría de esos principios se asientan en la innovación constante, surgida esta de la necesidad. La necesidad de comer, que no es poco. Más adelante, la de crecer.

Pero si hay un trasfondo en esta historia que de verdad valga la pena, es el cómo hacer esa innovación. Cómo estar al pie del cañón. Cómo trabajar y esforzarse por ir un paso por delante. Y hay un elemento que, si has leído la autobiografía de Richard Branson, encontrarás un punto en común: la diversión.

Es difícil triunfar de verdad en los negocios, en el amor, e incluso en el ocio, si no te diviertes. Y si aún así lo consigues… ¿Habrá merecido la pena?

La diversión es un buen indicativo de que estás fluyendo con algo. Estás en tu elemento. Te llena de energía. El miedo y las barreras se convierten en retos. La contrapartida está en que resulta difícil desconectar de algo que disfrutas. Por eso es importante añadirla a todas las áreas de tu vida.

¿Disfrutas de tu día a día? ¿Te diviertes con lo que haces? ¿Eres agradecido con lo que tienes? Son preguntas a tener presentes con cierta frecuencia.

Hablando con Íñigo Juantegui, de La Nevera Roja, coincidimos en el valor de las historias para transmitir aprendizaje. Como dice Íñigo, «no me gusta dar consejos, porque los consejos son las conclusiones de otro. De las historias es de donde se aprende.» Y creo que de la historia de Marc Vidal, aunque breve, algo se aprende.

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