En Madrid, como en muchos sitios, los cambios de temperatura suelen ser bruscos. Un día está despejado, 30º, y al día siguiente, lluvia, 15º.

A mucha gente le cuesta aceptarlo. Igual que les cuesta aceptar la primavera. En cuanto hace un poco de calor, un poco de sol, se olvidan de que estamos en una estación de cambio. Cuando el sol se va, oigo comentarios de que el tiempo está loco, esto no es normal, etc. Parece que con el buen tiempo la memoria empeora.

Un dicho popular dice que hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo. Vamos, que desde siempre ha habido días de frío hasta ya entrado el mes de junio.

A menudo oigo maldecir el mal tiempo. Sea la lluvia, sea el viento, sea el frío. Sin embargo, ¿qué sería de nosotros sin la lluvia, el viento, el frío? A todo el mundo le gusta ver cómo florece la primavera; pero a pocos les gustan las condiciones que lo hacen posible.

La primavera trae consigo abundancia. Y, sin embargo, parece que molestan las circunstancias que propician esa abundancia.

Hay quien tiene verdadera alergia a la primavera. Y no precisamente al polen. Tienen alergia al cambio. A la vida misma.

Queremos la abundancia, pero la queremos a cambio de nada. Y la abundancia, como cualquier otra cosa, es energía. Energía que va, energía que viene; en un constante intercambio.

Plantamos semillas esperando que florezcan la mayor parte de ellas. Y en vez de alegrarnos de las que sí lo hacen, nos preocupamos por las que se quedaron en el camino. A veces no entendemos que es el flujo normal de la vida. A veces, no nos damos cuenta que esa semilla sigue ahí; esperando a su momento, a que la reguemos adecuadamente. Y a veces florece cuando menos lo esperábamos, sin saber qué hemos hecho esta vez. O tal vez no florezca en absoluto. Sea como sea, así es como tiene que ser.

Sencillamente, porque no puede ser de otra forma. Es el flujo normal de la vida.

 

No juzgues el día por los frutos que cosechas, sino por las semillas que siembras.Robert Louis Stevenson

 

Feliz siembra.

 

Foto | Rainbow Valley, de Roy Wansga en Flickr